Se cumple un año del último gran rugido del Villamarín

Domingo ocho de marzo de 2020. Día internacional de la mujer. Un domingo más. Pero para los béticos, uno de los ya conocidos como 'Día de Betis', y además, en el Benito Villamarín. Los hinchas verdiblancos, desde por la mañana, ya preparan el gran enfrentamiento contra el Real Madrid que comenzaría a las 21:00 horas. Desde bien temprano, el aficionado se mentaliza para un partido grande, un compromiso que puede arrebatar el liderato al club blanco si los sevillanos consiguen ganar, y permitiría levantar cabeza a un equipo que acumula varias jornadas sin conocer la victoria.

Según se acercan las 21:00 horas, los alrededores del Benito Villamarín se inundan de verdiblanco. Miles de béticos, en su mayor parte vestidos con la camiseta de las trece barras, se encuentran en las calles cercanas al estadio con sus familiares, amigos, pareja… O incluso con desconocidos, pero que comparten la misma pasión, el amor por el escudo del Betis. Entre ellos, se pueden ver algunos aficionados que portan una elástica del Real Madrid, que también acudirán al mismo espectáculo, un duelo decisivo para la Liga.

Poco a poco comienzan a entrar al estadio, por diferentes puertas, y buscan su asiento para no perderse nada, ni tan siquiera el calentamiento de los jugadores. Muchos aficionados aprovechan para hacerse fotos dentro del Benito Villamarín e inmortalizar su presencia en el feudo verdiblanco, mientras la música suena de fondo y los 22 protagonistas se preparan para el partido. Los más pequeños disfrutan de tener tan cerca a sus ídolos, y buscan un saludo de unos futbolistas concentrados en su cometido, pero que también tienen tiempo para dedicarle un segundo a la afición desde la distancia.

Las informaciones dadas a diario acerca de los datos de coronavirus en España, no impedían que se reunieran más de 50.000 personas para disfrutar un gran Betis - Real Madrid. Concretamente, 51.521 espectadores escuchaban o incluso cantaban a capela el himno del club verdiblanco, algunos con la piel de gallina, otros con lágrimas en los ojos, y tampoco faltaban aquellos para los que era la primera vez que lo vivían en directo, sin saber que sería la última en mucho tiempo.

Desde el primer minuto se sentía el aliento de los béticos a los suyos, unos cánticos que sobresalían muy por encima de aquellos hinchas madridistas allí presentes, y que también trataban de animar y aupar a su equipo para seguir liderando la Liga. Todo eran "uyyy" en cada acción de peligro, o "ufff" cuando el Madrid se acercaba a la portería defendida por Joel Robles, hasta que en el minuto 40, Sidnei Rechel hizo enloquecer a la grada, e instintivamente, se fue a celebrarlo con ellos, sin saber que sería el último partido en mucho tiempo que podría hacer aquello. Un córner mal despejado por el conjunto blanco provocó que el balón le llegara a Nabil Fekir, que cayó dentro del área, y entre una confusión sobre si podía ser o no penalti, el central aprovechó para rematar la jugada con un zapatazo por toda la escuadra. El Betis, gracias a ese gol, inauguraba el marcador a su favor, y eso hacía soñar a los allí presentes con levantar el vuelo ante un gran rival.

Pero poco duraría la alegría en Heliópolis. Al borde del descanso, era concedido un penalti a favor del Madrid. Sidnei volvía a ser el protagonista, en una acción en la que saldría malparado Marcelo Vieira, y por consiguiente, el Betis al ser una falta dentro del área. Karim Benzema no fallaba, ajustando su disparo al lado izquierdo, y esto calmaba levemente la euforia de la mayor parte de los presentes en la grada, que soñaban con una gesta increíble, y que aún, era posible.

Los aficionados aprovechaban el descanso para moverse por ese escenario que no sabían que era la última vez que podrían pisarlo en mucho tiempo, pero cuando el pitido del árbitro indicaba el inicio de la segunda mitad, ahí estaban todos en sus respectivos asientos para disfrutar de los 45' restantes. En esta parte con bastantes ocasiones por ambas partes, con emoción y muchos aficionados poniéndose de pie en cada acción de peligro y alentando, también hubo una ocasión en la que el estadio se quedó en un completo silencio. Una caída aparatosa de Álex Moreno tras un choque con Lucas Vázquez dejaba helados a los espectadores, unos segundos agónicos en los que todo quedó en un susto, aunque el futbolista verdiblanco no pudo acabar el encuentro y tuvo que ser sustituido minutos más tarde.

Con la dinámica que estaba tomando el partido, muchos espectadores salían del estadio antes de tiempo, sin disfrutar al máximo de un partido de fútbol en directo, sin darle valor a algo tan cotidiano en aquel entonces, y tenían que conformarse con escuchar desde fuera el gol que decidió el encuentro. Otros muchos, la mayoría, gritaron y se dejaban la garganta al poder vivir la que, hasta el momento, ha sido la última diana en la Liga con público.

En el 82', un Cristian Tello con muchísimas ganas de reivindicarse y demostrar su compromiso con el Betis, zanjaba de golpe una mala racha de los de Heliópolis, un resultado que permitía seguir unos partidos más a un Rubi más que cuestionado, y que probablemente habría abandonado el banquillo verdiblanco a la fuerza si el resultado no hubiera sido positivo. El '11', en un uno contra uno ante Thibaut Courtois tras un error de la defensa blanca, no se puso nervioso, todo lo contrario, se contagió de la ilusión por conseguir tres puntos que se respiraba en la grada, y le pegó con confianza al esférico para mandarlo al fondo de las mallas.

Lágrimas de felicidad, gritos, cánticos, aplausos…  Un rugido inolvidable. Una euforia que se mantuvo hasta el final del partido entre los aficionados, que veían cómo su equipo había conseguido tres puntos de oro contra el que hasta aquel momento era el líder de la Liga, y es que el resultado en Heliópolis privaba a los blancos de mantener esa primera plaza. La importancia de la victoria se notaba en esa felicidad entre los jugadores al término del encuentro, un triunfo que tranquilizaba al Betis y les permitía mirar a los puestos de descenso con un poco más de calma.

Más de 90 minutos de fútbol aquella noche. Emociones a flor de piel, pasión y esto, unido a la sorpresa del resultado final, hizo que los aficionados presentes en el Benito Villamarín aquel ocho de marzo de 2020 se marcharan con un buen sabor de boca de su templo. Un escenario que seguro que disfrutaron, y que hoy, un año después, posiblemente, se les siga poniendo la piel de gallina al pensar que vivieron aquel partido histórico. Y es que de momento, aquel Betis - Real Madrid, fue el último partido con público en la Liga debido a la propagación del Covid-19. El deporte rey sigue, con algunos espectadores en otras categorías y en Copa del Rey, pero en Primera y Segunda División los hinchas lo siguen disfrutando desde casa. Se echa de menos esa esencia que aportaban al fútbol, y ojalá pronto puedan volver a formar parte del espectáculo, porque eso también implicará buenas noticias respecto a la pandemia que ha paralizado el mundo, y que también, ha cambiado la vida en tan solo un año.

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