El Mirandés de Alessio Lisci salva la categoría y seguirá en Segunda División
El domingo 2 de junio de 2024 será difícil de olvidar en Anduva. Porque los días anteriores han sido largos y cortos a la vez, porque toda la hinchada se volcó en llevar al equipo en volandas a una final que se jugaba en Miranda de Ebro a las 18:30 horas de la tarde ante el Amorebieta, correspondiente a la jornada 42 de una apasionante Liga Hypermotion 23/24. Era un duelo vital para ambos conjuntos, ninguno quería saborear un descenso, pero los rojillos, con el apoyo incondicional de su afición, llevaban una ligera ventaja en lo anímico. La hinchada rojilla estuvo toda una semana mostrando al Mirandés de todas las formas posibles su apoyo, su cariño y su fuerza, y los comandados por un Alessio Lisci que no ha dejado de luchar de principio a fin, no han decepcionado. Correspondieron todo ese aprecio saliendo con mucho criterio y seguridad desde el minuto 1 de juego.
El Mirandés, con el 1-0 ante el Amorebieta, salva la categoría y seguirá siendo equipo de Segunda División
Desde el minuto 1 el Mirandés sabía que tenía que ganar, que no podía especular con el empate, y así se lo había transmitido el entrenador a los jugadores durante toda la semana, y los futbolistas respondieron, con nota. Sin aparentar apenas nervios, se notaban las claves de Alessio Lisci a la hora de sacar mucho rendimiento a las bandas, donde Gabri Martínez e Ilyas Chaira cargaban con gran peso ofensivo del equipo, y defendiendo con mucha personalidad con y sin balón, además de hacer muy importante la sala de máquinas para distribuir el juego y conectar todas las zonas del campo. En este último compromiso de la temporada, el italiano volvió a la defensa de cuatro, y en la zaga, con ayudas del centro del campo cuando el Amorebieta trataba de inquietar el área de los locales, los centrales estuvieron imperiales en cada acción. Igual que Ramón Juan, salvador y atento a cada pelota que pasaba cerca de sus pies y de sus manos.
Esa seguridad cerca del área propia permitía que en ataque la confianza creciera, y llegar al descanso con 0-0 era un buen resultado para el Mirandés. El paso por vestuarios y la charla con Alessio Lisci siempre les suele venir bien a los jabatos, y en la segunda mitad aún se notó con más fuerza el hambre y la ambición del equipo por ganar. La lesión de Tachi fue un duro golpe para los locales, que aún se repusieron con más fuerza de este percance, uno más de los muchísimos que han sufrido los de Miranda de Ebro en una temporada repleta de adversidades en todos los aspectos. Y fue Gabri Martínez, en el 62', el que puso a saltar y a gritar a todos los aficionados jabatos que estaban en un Anduva a reventar, donde no cabía un alfiler, porque toda la ciudad quería apoyar y animar a los suyos. Gracias al primer contragolpe de la tarde, Carlos Martín robó una pelota clave, hizo una pared espectacular con el goleador, y el '7' llegó en carrera al área para rematar directo a la red.
Un 1-0 balsámico, necesario, un gol que significaba mucho; era un paso de gigante hacia la salvación de un equipo que ha luchado contra todo y contra todo, sobreponiéndose siempre a todos los problemas. Pero quedaban más de 30 minutos de partido y el Mirandés fue capaz de aguantar sin ponerse nervioso, sin sufrir, creando más peligro para intentar aumentar distancias en el marcador, y los cambios de Alessio Lisci fueron perfectos para meter piernas frescas al campo y ganar solidez, velocidad, y algún que otro segundo en el marcador. El electrónico no volvió a moverse, y ese 1-0 fue definitivo. Los que sí se movieron para celebrar con muchísima felicidad, satisfacción por todo lo que han luchado por el objetivo, y algo de liberación, fueron todos los integrantes del equipo de Miranda de Ebro cuando el colegiado pitó el final del encuentro. Porque, después de mucho sufrimiento, por fin el Mirandés sellaba su permanencia en la categoría de plata.
Esta salvación que se sella con 49 puntos es la recompensa al trabajo bien hecho, a la capacidad que ha mostrado un grupo que se ha convertido en una familia, a la unión que el equipo ha tenido en los peores momentos. Es el premio a todos los partidos en los que los jugadores han dado todo y más de sí hasta el final, sin rendirse ni bajar los brazos nunca, dando igual el resultado; el compromiso de los futbolistas, incluso de algunos jugando con molestias, pero querían darlo todo por el escudo y por el club. Es el resultado del crecimiento que se ha ido viendo durante estos meses a nivel físico, mental y táctico, a base de mucho esfuerzo y sacrificio de todos los integrantes de la plantilla; cada uno en su papel, dispuestos a ayudar en cualquier faceta, y disponibles y motivados por si Alessio Lisci los necesitaba. Todos estaban con la causa, todos luchaban por esta salvación.
Esta salvación también es la recompensa a toda la labor que ha realizado el cuerpo técnico desde el primer día de pretemporada hasta que en la tarde del domingo 2 de junio se ha pitado el final del partido; cómo han sido capaces de encajar a cada jugador que iba llegando, analizar y detectar todas sus virtudes, potenciarlas al máximo, y hacerlas compatibles y complementarias con el resto de futbolistas. Cómo han hecho un grupo competitivo, cómo les han transmitido lo que es el Mirandés, su historia, lo que estaba en juego, y poco a poco han ido logrando una familia que iba en la misma dirección. Alessio Lisci ha ganado con goleadas, remontando, incluso sufriendo hasta el final para lograr tres puntos por la mínima, o siendo el artífice de ese equipo que daba la sorpresa en los instantes finales, y también logrando empates que han sido claves para lograr el propósito del club. El italiano ha hecho un trabajo extraordinario, sacando de cada problema el aprendizaje, la parte positiva de cada adversidad, y con mejor o peor fútbol en función de las circunstancias y del rival, ha sido capaz de cumplir el objetivo del equipo: mantener un año más al Mirandés en Segunda División. Todo su trabajo al que hacía alusión en las ruedas de prensa incluso en los peores momentos, no mentía. Aquí está el resultado a todo su sacrificio. El mejor final posible para una temporada repleta de piedras en el camino, pero de las que se ha salido aún más fuerte; y ahora toca disfrutar de la parte más bonita del fútbol, cuando el marcador y la clasificación sonríen a favor. Miranda de Ebro ha ganado, y la ciudad continuará el curso 2024-2025 en el fútbol profesional, luciendo sus colores un año más en la categoría de plata.
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