Un gol tempranero da ventaja a los de Alessio Lisci en la ida de la final de los playoffs
Poco más de 72 horas después de escribir un capítulo más en la historia del fútbol, el Mirandés se enfrentaba al Oviedo en Anduva en la tarde del domingo 15 de junio, para celebrar la ida de la final de los playoffs a Primera División. El recibimiento a jugadores y cuerpo técnico en su llegada al estadio ha sido apoteósico, y si la afición cree, Alessio Lisci y sus pupilos también. El italiano, aprovechando las buenas sensaciones de la semifinal, se plantó ante los asturianos con el mismo once con el que venció al Racing por 4-1. Desde el pitido inicial, los de Miranda de Ebro mostraron su versión más ofensiva, sin miedo, con mucha garra, verticalidad y ambición.
El Mirandés da un paso adelante en la final de los playoffs a Primera División y se adelanta con uno de los aspectos en los que Alessio Lisci está incidiendo mucho: los goles tempraneros
En el 3', haciendo gala de la insistencia que Alessio Lisci transmite a sus chicos por adelantarse pronto en el marcador, el balón llegó a los pies de Iker Benito, y centró hacia Alberto Reina, que con un cabezazo potente anotó el 1-0 para dar un paso de gigante en esta eliminatoria y enloquecer a los presentes en Anduva. El Mirandés siguió intentándolo, generando ocasiones, siguió atacando, pero sin dejar la defensa de lado, y es que la retaguardia también fue clave en el resultado final. En el 83', y tras revisión de VAR, desde donde se llamó al árbitro para que viera en la pantalla un penalti muy riguroso, se pitó la pena máxima desde los once metros. Santiago Colombatto fue el encargado de tratar de convertirlo, pero enfrente tenía a un Raúl Fernández que se hizo enorme para detener el esférico. Sin dejar pasar el salto clave de Unai Egiluz en el área segundos después que fue fundamental para evitar la segunda jugada del Oviedo. Sin duda la táctica de este equipo es digna de que se estudie en las escuelas de fútbol. El romano y su cuerpo técnico tienen medidos hasta los detalles más insospechados, y de manera efectiva.
Con esta parada Anduva rugía, los jugadores celebraban, y utilizaban esta parada como un balón de oxígeno muy importante para el tramo final de un encuentro histórico en Anduva. Los gritos de Raúl Fernández y otros compañeros agitando a la afición eran correspondidos por la grada, y eso convirtió al fortín de Miranda de Ebro en un lugar hostil para el Oviedo. Con el pitido final minutos después (1-0), los de Alessio Lisci respiraban, conscientes de que aún quedan 90' en el Carlos Tartiere, pero llevar ventaja y buenas sensaciones puede marcar el devenir de una eliminatoria que puede acabar con el Mirandés, por primera vez, ascendiendo a Primera División.
Aunque sea lejos de casa, esta ventaja da aún más motivos para creer a un Mirandés que está viviendo un sueño y quiere alargarlo y que se haga por fin una realidad. Alessio Lisci, tras finalizar el partido, hablando con los medios, ha sido claro en cuanto a la estrategia que no se puede seguir: "No podemos echarnos atrás y dejarles la iniciativa, porque si no va a ser eterno." De todas formas, los rojillos, bajo la batuta del italiano, son precisamente un equipo muy característico por su predisposición al ataque, velocidad, valentía, así como su buena gestión del balón parado en ambas áreas y de las transiciones. Espectacular que estos futbolistas, con una media de edad de 25,3 años, tengan esa capacidad para memorizar jugadas, entenderlas, ejecutarlas; así como comprender a la perfección las órdenes del entrenador, los cambios de sistema, y lo que él quiere y necesita el partido en cada momento. Entre cuerpo técnico y plantilla han creado una sinergia que tiene mucho que ver en los que están logrando los jabatos. Igual que la excelente combinación entre juventud y un punto de experiencia. Todos a una, todos juntos, y con el apoyo incondicional de su afición.
En la rueda de prensa, Alessio Lisci también ha hablado de la mentalidad necesaria para acudir al Carlos Tartiere: "Tenemos que ir mentalizados de ganar porque llevamos una ventaja mínima para especular." El sábado 21 de junio, a las 21:00 horas, en la ciudad asturiana tendrá lugar el reto final para Oviedo y Mirandés. Los de Miranda de Ebro acuden con ilusión, con las mismas ganas de disfrutar que llevan jugando toda una temporada que ha sido histórica, en la que han roto todos los récords posibles, y quieren poner el broche de oro. Los carbayones, por su parte, se aferran a saldar la deuda que quedó pendiente el pasado curso, donde murieron en la orilla, al factor campo, y a la ventaja que tendrían en caso de empate tras la prórroga al haber quedado terceros en la competición regular. El espectáculo está servido, y en menos de una semana se conocerá el desenlace. Sueño contra obsesión. En clave rojilla se están cumpliendo todos los sueños posibles, así que, ¿por qué no convertir una quimera en una realidad?
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